La primera vez que acudí a un encuentro de familias worldschoolers, mis ojos, mi cara, ¡mi corazón! echaban chispas brillantes de emoción al encontrar aquello que no sabía que estaba buscando, porque no sabía que existía. Sabía que estábamos tomando decisiones diferentes a la mayoría y a veces en según qué vidas, estás un poco acostumbrado a estar en esa posición, pero al encontrar la red, el grupo de personas con las que sentirte identificada, es como una gran piedra que cae ¡pum! al suelo, justo en un hueco que está hecho para ti. Como si fueras Atlas cargando la bóveda de los cielos, a cuyo peso te habías acostumbrado, y solo te das cuenta de lo que pesaba cuando te invitan a soltarlo. Ya no tienes que ser fuerte todo el tiempo, se te entiende y valida. Lo cual dicho así es como… pero eso debería ser siempre en cualquier ámbito, que nos respetemos, toleremos y validemos al de enfrente en sus cosas y circunstancias. Pero no. Todas sabemos que es más fácil hablar de embarazo y parto con una persona que ha estado embarazada y ha parido. Así con todo. En tu grupo de pertenencia eres visto y puedes identificarte con los demás, dentro de la inmensidad de nuestras diferencias, puedes inspirarte y seguir creciendo en tu camino con esa red de seguridad cerca. Las ganas de explorar y adoptar las experiencias del mundo como fuente de inspiración para aprender, tanto pequeños como grandes, y todo lo que ello implica, es nuestro objetivo común.